1
No me vengas con que soy la luz y el gas
Porque de a poco soy yo: mi lucidez, mi arrebato, mi incontención, mi mundo, mis personajes, mis personas, mi interior, mi espacio, mis ideas,
mi concreción
Niña del puente ¿qué estás esperando?
-que pase algo
¿algo cómo qué?


2
No me vengas con que ya estoy parada en mi mundo
Lo estoy. Pero no vivo solo de poesía, de jazz y de linos
Vivo de palabras, sonidos y vestida
Ya no suspendo. Lo bajo, lo tengo, lo premedito, lo hago
No busco,
encuentro
Te veo

3
No me vengas.
Es cierto, ya no improviso tan libremente...
La Rayuela es el único juego que ganas si avanzas
Hacia el cielo.
Todavía los peces pueden volar
Todavía me paro en la fe
Todavía creo que la Rayuela es el único juego en el que pierdes el equilibrio si miras para atrás
Pero no hay más reglas
El resto es libre
Y de fondo se escucha jazz

La fille sur le pont

Haré una infidencia biográfica, explícitamente, como una excepción. Quiero decir que amo los puentes, que los amo profundamente, como puedes amar las escaleras que suben a alguna parte. De niña amo los puentes, me gusta mirarlos, cruzarlos. Me gustan porque sostienen, porque unen
Descubrí hace un par de años, pocos, tres, cuatro, una historia de puentes, que es más bien de una chica parada a punto de tirarse de uno. No pasa y todo lo que ocurre después es de puentes. La chica sostenida y unida al hombre que la detiene y que le pide que le regale su forma de morir.
Ahí parte la película
Lo que ocurre luegoson dos vidas en noir et blanc
La mala suerte convertida en buena suerte
Otras miles de cosas
Y un puente nuevo
“solo tienes que encontrar una noche en un puente a una chica con los ojos grandes y tristes”

Te amo punguito lindo

ratón, polilla, cafrad
serpentina azul
profundamente
te amo

Un interminable solo

Una vieja creencia popular sobre el silencio hace que cada vez que se suspendan las palabras o los sonidos alguien diga que un ángel pasa. Esta ausencia se reproduce muchas veces a lo largo de nuestras vidas y es conmovedora porque en ella hay una presencia invisible. Un instante que se mide fuera del tiempo. Pasa. Y pasa también que hay palabras y sonidos irrepetibles, únicos, que miden alguna de las medidas del tiempo pero que además de sonar se sienten, son presencias visibles, incontenibles. En esos casos, el ángel no pasa, se queda pegado ahí, a las manos, a la boca, interminablemente.

Agosto, 14

Por alguna razón existen días como hoy, días alternativos, días noche, días definitivos. Días como puentes, días trampolines, días viajeros. Por alguna razón suspendidos, pendientes, por pasar.

Me llegó, puedo mostrarlo?

...porque solo pueden hablar al cielo
los que han pasado millones de anos mirándolo,
yo llevo unos pocos
pero si te alegrara que yo también orara por ti
lee este poema como una oración
que termine con el siguiente verso
¿por que no me has abandonado?

Héctor Hernández Montecinos

(niño vuelve que por estos lados falta poesía)

Adiós, hojas, adiós.

Por alguna razón los árboles botan las hojas en el otoño y se quedan desnudos, descubiertos, tan vacíos que si naturalmente sale el sol no son capaces de generar ningún tipo de sombra. Los rayos entonces se cuelan por esas formas tan curvas de sus ramas tan huecas.

Me

La alucinada con su maleta de piel de pájaro

huye de sí misma

con un cuchillo en la memoria

La que fue devorada por el espejo

entra en un cofre de cenizas

y apacigua las bestias del olvido

(Alejandra Pizarnik, últimos poemas)

en nostalgique je vagabondais par l´infini

C. de G.

Estos dos hombres coinciden en una calle. En algún momento uno se alinea con el otro, casualmente. Ahora están juntos, más cerca, sin conocerse. Nunca se han visto y puede pasar que sigan en la misma dirección sin voltear a ver quién va al lado caminando. Sucede. También sucede al revés, con menos coincidencia terminas conociendo a alguien, caminas a su lado, te volteas a ver y descubres que no tienes idea quién es.