Un interminable solo
Una vieja creencia popular sobre el silencio hace que cada vez que se suspendan las palabras o los sonidos alguien diga que un ángel pasa. Esta ausencia se reproduce muchas veces a lo largo de nuestras vidas y es conmovedora porque en ella hay una presencia invisible. Un instante que se mide fuera del tiempo. Pasa. Y pasa también que hay palabras y sonidos irrepetibles, únicos, que miden alguna de las medidas del tiempo pero que además de sonar se sienten, son presencias visibles, incontenibles. En esos casos, el ángel no pasa, se queda pegado ahí, a las manos, a la boca, interminablemente.
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