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Sí, hay una ampolleta quemada, una cadena suelta, una lámpara que hace años para colgar, una prudente llamada a poner orden, a arreglar tu vida. Puede ser distinto, puede ser con viajes al puerto, llamadas por teléfono, talleres, libros, piratería de películas. Puede ser medio sentado mirando matinales, medio sentado leyendo el diario. Armar una semana con rutinas cotidianas bien resueltas en un calendario. Agendarse para el lunes, para el martes, para el miércoles, hasta que un jueves, cuando te pille volando bajo, encuentres un prólogo-que podría ser una cuenta, una programación del cable, una inscripción a un curso, una editorial de la prensa- que te fije que a lo más cuando escribes no estés preguntándote quién eres, si no, en qué te estás convirtiendo.
2 Comments:
Bien, muy bien
El analista
En que te convertirás. Que seremos con estas nuevas vidas en orden. Juntemos las piezas. De la A a la Z películas y libros. Colquemos la ropa por colores. Los zapatos y las zapatillas estarán en cajas. No habrán lozas saltadas ni vasos con un concho de tinto. Tampoco el resto de trasnoche en la olla.
Todo eso es el pasado, como el libro y también como el vino que dejó su huella. Como los lugares que recorrieron por ahi, medias perdidas en la noche tus zuelas. Atrapemos todo en el orden, conozcamos la monotonia. Pintemos de blanco las paredes y tal vez quememos algunas fotografías. Yo haré lo mismo con las mías. Dejando todo en el suelo, partimos al puerto, partimos de noche, partimos de cero.
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