La Santísima Trinidad (Parte 3)

En el bar Adela H no se conspira, solo un grupo de mujeres le da vueltas al cómo, por qué y para qué lo hace. Se les ocurre, se le ocurre a una de ellas que eso es fácil de explicar con cuentos para niños. O algo parecido, que en algunas circunstancias actuamos como si lo fuésemos. Si sale fácil habría que comenzar a preocuparse. No es el caso de ninguna de las mujeres de Adela H.
Dos Adelas. Una mira la evidencia de la otra en la cara, todas las mañanas. Se han convertido cada día más en amigas detectives. La patria, los próceres, las cerillas, los enanos, las brujas, un par de porros, comentarios, más porros, risas públicas, malas compañías, malas y buenas influencias. Próceres y quesos.
Pero por encima (y veces muy por abajo, los instintos) la santidad. Hemos sido santas devotas de vírgenes y putas. Eso traducido es, quedarse un par de tardes pegadas al martirio de nuestros malos comportamientos, de los malos, profanos, de la culpa, del pecado. En ese orden. Pero los padres, la pleitesía, la compasión, la devoción también nos conmueve, nos remata.
Ha pasado una lista larga, compañera, han pasado escandalosos bailes al medio de la pista, acuerdos de a cuatro, vinos de caja, porrazos, recaídas, un no te creo, un nunca más. Ha pasado la música de dos putos con gargantas profundas, ha pasado la voluntad, la cabeza, el sur, la locura. Y frente a esto, o nos santificamos más, rendimos el voto, o nos convertimos en algo muy parecido a la pornografía.
Dos Adelas. Una mira la evidencia de la otra en la cara, todas las mañanas. Se han convertido cada día más en amigas detectives. La patria, los próceres, las cerillas, los enanos, las brujas, un par de porros, comentarios, más porros, risas públicas, malas compañías, malas y buenas influencias. Próceres y quesos.
Pero por encima (y veces muy por abajo, los instintos) la santidad. Hemos sido santas devotas de vírgenes y putas. Eso traducido es, quedarse un par de tardes pegadas al martirio de nuestros malos comportamientos, de los malos, profanos, de la culpa, del pecado. En ese orden. Pero los padres, la pleitesía, la compasión, la devoción también nos conmueve, nos remata.
Ha pasado una lista larga, compañera, han pasado escandalosos bailes al medio de la pista, acuerdos de a cuatro, vinos de caja, porrazos, recaídas, un no te creo, un nunca más. Ha pasado la música de dos putos con gargantas profundas, ha pasado la voluntad, la cabeza, el sur, la locura. Y frente a esto, o nos santificamos más, rendimos el voto, o nos convertimos en algo muy parecido a la pornografía.
4 Comments:
anita... estai muy flaca! Mangia la carne! oye y de lo más fotogénica tu. Un abrazo.
No podemos con la santidad. Seamos sensatas por una vez. No nos engañemos porfavor. Ni con la uno ni con la tres. Ni antes ni ahora, ni en invierno,ni en el período estival. Tal vez, después de estas vacaciones sudacas por los puertos pobres logremos nacer de nuevo. Yo quiero cesárea, pero está difícil, como siempre en estas cosas. La misma frase que me enseñaste sigue ahí para recordarnos todo mil veces más, querida Adela.Del puerto, al parto. Y de ahí a donde nos lleve la vida...a própósito que se nos viene después de la pornografía?
Ana de mi corazòn, desde la jungla bajo en bananero y junto a una chola con (a proposito, viajè una noche junto a uno de esos seres "humanos" con grndes faldas y fue muy chistoso) te recuerdo. No es mucho màs lo que puedo hacer porque no deja de llover y la gente como si el agua fuera poca se tira bombitas en la calle. Bueno, y te acuerdas la hostal de valparaiso y susparedes balncas y sabanas blancas, y los dìas que pasamos como yoko y lenon sin salir de ahì...
fonceamor
anita, te das cuenta que has estado flotando desde que te hiciste diagnosticar sensación inminente de muerte?
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