JAZZ EN MADRID

Herbie Hancock no aparece en las listas del festival de jazz de estos días en Madrid. Pero salimos a buscarlo, con Paulina. Ahora ella está resignada a que me den ganas de escribir cada vez que toma el computador. Como a los niños a los que se les ocurre hacer algo cuando ven a otro haciéndolo. Me cuesta escribir si me miran,sabes?. No encontré a Hancock, pero sí a unos chicanos en el bar de jazz donde llegamos, en Huertas. Vimos Zack Prater Blues band. Salimos y a un par de metros escuché a Calamaro, Ni se imaginan. Entré, miré las caras de los madrilenos sin gesto frente a la voz del Dios. Los miré y me fuí. Esas sorpresas son como las sincronías. Como llegar con sol a Madrid, como encontrar este Festival (y a Hancock que seguir, seguiremos, buscándolo) y como la Vainilla que conpramos en los chinos y que, hace un par de meses, sin contarnos, es el olor de Paulina y mío. Del olor de los madrilenos ni hablar.

5 Comments:
Ya terminé el corazón... y como esperaré a que me traigas todas las almas, tuve que seguir con otelo. hace calor acá y yo cambio de perfume en estos días porque no sé si soy la que era hace unos días. cómo les ha ido con julieta y los recuerdos? besos a las dos. y escribe un mail!
cuál de auster?
las almas son latinoamericanas, no europeas. Las almas y los recuerdos. La nostalgia. Todo el cielo es latino. Los europeos tienen sus calles, sus casas, sus avenidas, sus museos, sus teatros solo con fantasmas. Pero el cielo (Galemiri decñia la imaginación) es todavía nuestra. Te lo puedo firmar, te doy la vida por eso.
qué pena que habiten entre fantasmas. leí por ahí que europa se caracteriza por ser un café siempre repleto de discusiones y personas (lo dijo un parisino, leo), por su geografía caminable, por que las calles tienen nombre de escritores y cientificos del pasado (no de héroes militares ni presidentes) y lo más bello y terrible, porque está consciente de que desaparecerá. quizás no es tan triste después de todo saber convivir con los fantasmas.
Que buena que hayas escrito Ana... prometiste blog vitácora y tienes que hacerte cargo de él. Jajaja.
Me gusta más la idea de la búsqueda de Hancock que la reseña de su concierto. Eso mantiene la tensión de tu relato trasatlántico (algo muy Anita), pero quizás cuál será el final... uno cursimente feliz o uno triste como el de alguna buena peli?
Creo que quizás hay que ver la belleza en las almas europeas. Quizás viven a otro ritmo o vienen de vuelta de tanta cosa. Almas gastadas, puede ser un poco deprimidas... pero con mucho por debajo. Creo que lo de nosotros son los colores, no lo crees?
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